Hoy he dejado el cargo de seleccionador de KATA de la federación de judo del Principado de Asturias. En el transcurso de un entrenamiento y en período de elecciones federativas, tal como me pidió mi presidente cuando por primera vez hace cuatro meses le dije que había terminado un ciclo. Me dirigí al equipo que estaba en el tatami y tras informarles de temas puntuales sobre cursos, titulaciones y parejas interclubes, brevemente les comuniqué mi decisión irrevocable.

Quise mostrar mis respetos y mi profundo agradecimiento a todos los judokas, maestros, gimnasios y presidentes que a lo largo de estos estos años han confiado en que yo podía formar con ellos parte de la selección asturiana de kata y así lo expresé a quienes hoy han podido o querido asistir al entrenamiento. Fue el último para mí, desde que en 1998, un año antes de que existiesen oficialmente los campeonatos de España, le pedí permiso para iniciar los campeonatos de Asturias y que llevasen su nombre, al maestro japonés S. Yamamoto, que desde Kodokan se encontraba en Oviedo impartiéndonos un curso. Amablemente aceptó y desde ese mismo día se denominan “Campeonatos de Asturias de Kata, sensei Shiro Yamamoto”.

Han pasado diecinueve años y creerme si os digo que hemos tenido momentos por los que uno agradecería toda su vida estar en este equipo. Pudimos entre todos formar una selección puntera en España y de ella salieron judokas con medallas en campeonatos nacionales, europeos y mundiales.

Lo hicimos con el trabajo de no demasiados clubes implicados en la especialidad, pero en el que cada uno aportaba el máximo para crecer y poner Asturias en el mapa de las katas. Vivirlo desde dentro fue un orgullo. Los viajes de ida y vuelta de la selección a las competiciones eran una pasada. Las celebraciones, todo ...

El cargo de seleccionador no debe confundirse con que yo tuviese un peso d irecto en las medallas conseguidas por el equipo. A maestros en otros clubes, competidores de esta selección y medallistas en campeonatos mundiales o europeos, como Verano, Maxi, Cima o José Joaquín, nunca he podido corregirles un solo movimiento más allá de intentar animarles en los momentos previos a la salida al tatami o darles la información técnica del momento.

Eso sí, he tenido mis propios alumnos que con orgullo han logrado medallas en campeonatos internacionales y títulos de campeones de Europa. Elena, Vicente y Gelu, tienen cinco medallas europeas, un oro, una plata y tres bronces. Fran y Veli, plata internacional. Trabajamos muchísimo y ellos me han permitido mejorar y aprender judo a su lado.

Desde la Escuela regional intentamos que en nuestra pequeña autonomía subiese el número de judokas implicados en kata pero nunca fue suficiente. Entiendo casi como milagroso que año tras año Asturias siguiese estando en los podios nacionales.
Las puertas de mis clubes siempre estuvieron abiertas a judokas de otros gimnasios que formaban en la selección autonómica, y seguirán abiertas. Cualquier cosa que pudiese ayudar a nuestra selección me interesaba. Cada uno sabía en lo que nos podíamos ayudar y lo intentábamos. Era un verdadero trabajo de equipo. Todos hemos invertido muchas horas, muchas, en las katas.

Como seleccionador jamás he pretendido arrogarme el trabajo de otros maestros ni de otros clubes. Y mucho menos, sus éxitos.
Quienes triunfaban en nuestra selección regional también tenían claro que el primer paso era poder superar a otros compañeros del equipo que por una u otra razón no podían hacer podio. Todos eran importantes y lo fueron en todas las épocas.
Más allá de nuestra autonomía a la selección asturiana se le definía “un estilo”. Así lo entendían maestros del territorio nacional y eso ya era un logro. El reconocimiento y respeto de nuestros compañeros y rivales.


Hubo campeonatos de Europa, donde las medallas conseguidas por judokas asturianos les hubiesen clasificado en el podio por países. ¡Música celestial!.

A veces pude viajar con el equipo nacional y alegrarme de las medallas que nuestros judokas ganaban para España.
Hemos tenido algunas bajas sensibles estos años y pudiera parecer que las medallas serán ahora más difíciles.
Siempre es una tarea colosal conseguir podios nacionales o internacionales. Pero difícil, difícil ... era en los comienzos, cuando aún nadie de nuestro equipo había conseguido una sola presea.


Actualmente en la selección de Asturias siguen compitiendo en el nage no kata, ju no kata y kime no kata, medallistas nacionales y son siempre candidatos a podio. En el futuro la fórmula es sabida, la de siempre: entrenar, entrenar, y después ...entrenar.
Ese es uno de los papeles primordiales del seleccionador, conseguir ilusionar al equipo. Motivar. Intentar sacar lo mejor de cada judoka en el momento preciso.

¿Que si en estos años hubo momentos malos? Tal vez, pero no los recuerdo. ¿Lágrimas? Sí, de inmensa alegría. En Madrid, Alemania, Italia, Eslovaquia, etc.


Al frente de este equipo he tenido la suerte de conocer de primera mano a los mejores judokas del mundo en kata, entre los que figuran españoles, claro. Me hice amigo de rivales en el tatami, judokas, entrenadores y maestros con los que disfruto de esta pasión. Gente con el mismo latido con el judogi puesto. Una suerte el compartir podios con ellos. Tienen toda mi admiración.
Por eso, por esas sensaciones, al nuevo seleccionador de Asturias quiero desearle los mayores éxitos. Llegarán con la ayuda de todos, como hicimos siempre. Estoy atento.

Y a vosotros, OTRA VEZ MUCHAS GRACIAS. Chicas, chicos, fue genial.


José Antonio Sánchez Gandoy
Cinturón negro, 8º dan de judo.